Reseñas
González, María Paula (Comp.). Saberes y prácticas escolares en torno a la historia contemporánea y reciente. Desafíos en el abordaje del pasado reciente en la Argentina II. Los Polvorines: Ediciones de la Universidad Nacional de General Sarmiento. 2021, 197 páginas, ISBN 978-987-630-521-1
María Paula González compila en este volumen una serie de trabajos que dan a conocer principalmente los resultados del proyecto de investigación Desafíos teóricos, historiográficos y didácticos del abordaje del pasado reciente en la Argentina (2014-2018), que complementan desde la didáctica aquellos consagrados a cuestiones historiográficas, tratadas en el primer tomo de la serie (Lvovich, 2020). Se nutre asimismo de otros proyectos desarrollados en el contexto del Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, dirigidos por la compiladora, así como de la actividad del Grupo de Investigación y Desarrollo en Enseñanza de la Historia, actualmente reconocido en el citado Instituto como Programa de Enseñanza de la Historia, en el que participan los autores y las autoras del libro.
Esta publicación entraña un aporte fundamental para el estudio, la reflexión y la participación en la enseñanza del pasado reciente, muy pertinente para el contexto argentino pero también para otros de la región y más allá. Al hilo de lo que González denomina un “nuevo contexto” en las investigaciones sobre el tema en la Argentina, toda la obra, gracias a una exitosa tarea de coordinación y al esfuerzo de convergencia de las y los participantes, gira en torno a los saberes y las prácticas. Más allá de lo que contribuye a ello una estructura (planteamiento del problema, estado de la cuestión, objetivos, organización, desarrollo y conclusiones) y extensión (en torno a 15 y 20 páginas) similares, se presenta en todo momento a la escuela como “un lugar activo e inventivo y no simplemente como un lugar de reproducción de lo producido fuera de ella” (como lo formula González en la introducción); en relación con la definición de la cultura escolar de Agustín Escolano, se entienden los saberes y prácticas escolares como “significaciones activas que se erigen como producciones propias y singulares”, en las dimensiones político-normativa, académica y empírico-práctica (tal como se trabaja en los escritos de María Paula González, Juan Gosparini y María Ximena González Iglesias incluidos en esta compilación).
En lo que toca especialmente a las y los docentes, sobre cuyo desempeño María Paula González publicó en 2014 un trabajo también señero (González, 2014), se caracteriza la materialidad de la enseñanza de la historia argentina reciente, atendiendo tanto a la cultura material como a las lecturas, usos o prácticas de los sujetos, basadas a menudo en convenciones definidas por las comunidades educativas y docentes. Estas lecturas representan las “artes de hacer” (De Certeau, 2007) y, en definitiva, la “trastienda” y “aquello no documentado” del “cotidiano del aula” (según las definiciones propuestas en el capítulo de Yésica Billán). Esta perspectiva abunda en los enfoques socioculturales y sociocríticos de la historia de la educación, dedicados a entrar en la “caja negra” de la escuela (Viñao, 2008, p. 18), alguno de cuyos desarrollos remiten a equipos argentinos con los que entroncan precisamente González y sus colaboradores (Finocchio y Lanza, 1993).
El volumen inicia con la primera contribución de la compiladora, “La historia contemporánea y reciente en la cultura escolar. A modo de introducción”, que resume los citados fundamentos teóricos. El capítulo de María Paula González y Yésica Billán, “La historia argentina reciente en la normativa escolar: de mediados del siglo XX a principios del siglo XXI” y el escrito por esta última, “La historia reciente y la ‘reaularización’ del contexto”, plantean las relaciones idiosincrásicamente complejas (de concordancia, distancia y autonomía) entre la normativa sobre enseñanza del pasado reciente, la historiografía y los debates sociales sobre estos temas. En el primer caso, dichas relaciones remiten a un más que necesario repaso a la evolución del currículo desde 1956 y en el segundo a la implementación de un proyecto de investigación en sexto año de una escuela secundaria de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Sergio Carnevale, en “La historia reciente en los actos escolares del 24 de Marzo”, estudia los significados que le atribuyen los y las docentes y estudiantes a esta efeméride, atendiendo los “discursos” y “glosas” leídos en los actos escolares.
Los capítulos de Emilce Geoghegan, “Entre imágenes y palabras: ¿cómo se cuenta la guerra de Malvinas en los textos escolares?”; Juan Gosparini, “La historia argentina reciente entre materialidades y apropiaciones”; María Paula González, “Saberes, prácticas y materiales: la historia argentina reciente en las aulas” y Sabrina Buletti, “Apropiaciones docentes de materiales de canal Encuentro para la enseñanza de la historia contemporánea”, tratan la gran diversidad de materiales usados en las clases de Historia (textuales, gráficos y audiovisuales), en cuanto a sus soportes, lenguajes y usos o prácticas de lectura. Destacan el dinamismo, mutabilidad y maleabilidad de unos y otros, así como la imbricación de múltiples saberes y disciplinas y el fin del monopolio del manual en las aulas, si es que alguna vez existió.
El libro lo cierra muy oportunamente la contribución de María Ximena González Iglesias, “La historia contemporánea y el saber escolar: una mirada desde el tratamiento del peronismo”, pues sintetiza sistemática y profusamente esta perspectiva que concibe el saber escolar, a propósito concretamente del peronismo, como “versión híbrida”, sobre todo en cuanto a la combinación de elementos provenientes de la normativa, la pedagogía y la didáctica, la historiografía y el ejercicio cotidiano de la docencia.
Pienso que el abordaje global del tema podría enriquecerse con una discusión teórica, metodológica y ética que avance en ese “otro camino” que se abre al tratar el tema “desde las posibilidades y no desde los problemas” (como lo sugiere González en el capítulo de su autoría). Creo que es esencial plantearse un recorrido desde lo real y no sólo desde lo ideal. Y para ello, por una vez, la metodología puede llevar la delantera: contribuciones como las de Yésica Billán con motivo de la valoración positiva de la democracia, de Sergio Carnevale a propósito del “que no vuelva a suceder” y las de Juan Gosparini y Sabrina Buletti en cuanto a la originalidad de los usos de los textos, se enriquecerían si trascendieran el nivel declarativo, si se plantearan observaciones continuadas en aula o las profundizaran y si barajaran algún tipo de problema o dilema, como los que propone Balestra (2018), para poner a prueba lo proclamado.
Como es obvio, esto implica otro tipo de engarce con el campo y sus sujetos, de tipo no extractivista: una articulación explícita y consecuente en pos de los “múltiples diálogos” a los que remite María Paula González en la introducción del libro, y también una sensibilidad y consideración hacia las especificidades de los contextos; por ejemplo, una escuela pública de cierto barrio supone más cosas que una mayor “accesibilidad” a la biblioteca, tal como se consigna en el capítulo a cargo de Juan Gosparini. Y todo ello redundaría en una caracterización más compleja sobre ese cotidiano escolar, en cuanto a la trama de relaciones que implica en el marco de la socialización, la reproducción, los antagonismos y las resistencias de sus pobladores.
Finalmente, las aclaraciones que en diversas oportunidades se ofrecen cuando se señala que los hallazgos no son generalizables, aunque sí pueden ser transferidos a otros casos similares (tal como sucede en los capítulos de Billán, González, Buletti y el de González Iglesias), no deben ocultar que los contextos estudiados siguen restringiéndose al entorno de Buenos Aires y las escuelas urbanas. Lo posible y lo ideal, aunque también lo real, tendrían que incluir otros ámbitos. En un sentido similar, podría ser interesante ampliar nuestra mirada en beneficio de una internacionalización del tema, dialogando con otras experiencias de un modo u otro en torno al problema de la violencia política con perspectiva histórica; la alusión a América Latina en algún momento es anecdótica.
Ninguno de estos apuntes críticos debería opacar que se trata de una aportación cardinal en un contexto de cierto desinterés, por no hablar de cansancio, tanto en los salones como en las agendas de investigación, con respecto al trabajo escolar en torno a la dictadura cívico-militar de 1976. El foco en las texturas cotidianas, así como en los engarces con actitudes y valores políticos, abre en efecto un nuevo camino sobre un terreno de respeto y espíritu constructivo con los sujetos que lo pueblan y poblamos.
Bibliografía citada
Balestra, J. (2018). Histórias vívidas: usos do passado recente entre jovens estudantes. Revista História Hoje, 7(13), 83-105.
De Certeau, M. (2007). La invención de lo cotidiano. Artes de hacer. México: Universidad Iberoamericana.
Finocchio, S. y Lanza, H. (1993). ¿Cómo se conforma la práctica docente? Una aproximación a los ámbitos que constituyen el discurso de los profesores de historia del nivel medio. En H. Lanza y S. Finocchio, Currículum presente, ciencia ausente. La enseñanza de la Historia en la Argentina de hoy Tomo III (pp. 97-181). Buenos Aires: Miño y Dávila.
González, M. P. (2014). La historia reciente en la escuela: saberes y prácticas docentes en torno a la última dictadura. Los Polvorines: Ediciones de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
Lvovich, D. (Comp.). (2020). Políticas públicas, tradiciones políticas y sociabilidades en la Argentina entre las décadas de 1960 y 1980. Revisitas al pasado reciente. Los Polvorines: Ediciones de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
Viñao, A. (2008). La escuela y la escolaridad como objetos históricos. Facetas y problemas de la historia de la educación. História da Educação, 12(25), 9-54.